domingo, 3 de febrero de 2008

EL FESTIVAL JUDÍO DEL JUBILEO – “SUKKOT”, LA ACLAMACIÓN DEL PUEBLO Y LA GRACIA DE DIOS.


Tema: El Poder Del Jubileo

EL FESTIVAL JUDÍO DEL JUBILEO – “SUKKOT”, LA ACLAMACIÓN DEL PUEBLO Y LA GRACIA DE DIOS.



Rev. Vicente Ulloa

Pastor de la Iglesia Asamblea de Dios1


Artículo de referencia en Wikipedia:

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Jubileo - Wikipedia Enciclopedia


Lev 25,4-7:



  1. 4. Pero el séptimo año la tierra tendrá Sabát, Sabát para Jehová; no sembrarás tu tierra... (5) No segarás lo que de por sí nazca en tu tierra segada... (6) Y [el fruto] del reposo de la tierra os servirá de alimento: a ti, a tus siervos, a tus siervas, a tu jornalero y al extranjero, a los que residen contigo. (7) También a tu animal y a la bestia que haya en tu tierra, servirán de alimento todos sus frutos".




El Rey David, el salmista de Israel, revela el glorioso secreto para disfrutar de una vida plena de gozo y paz: "Bienaventurado el pueblo que sabe aclamarte; andará, oh Señor, a la luz de tu rostro" (Salmo 89:15). El significado de este versículo en hebreo sugiere: "aquellos que tienen una revelación de la aclamación, despertarán cada día con paz, valor y felicidad. Junto con el sol de la mañana, sus vidas serán llenas de gozo."



El salmista nos está diciendo en pocas palabras, "Hay una determinada aclamación, de significado tan poderoso, que llega a ser el fundamento de una vida victoriosa. Si Ud. la conoce y comprende, será transformado de gloria en gloria."



"Quienes conocen el significado de la aclamación empiezan a sentirse así mismos seguros y sin miedo. Caminan a través de la vida con un cada vez más creciente sentido de seguridad. Están en condiciones de superar cualquier posible depresión, aún cuando estén siendo cernidos por Satanás. Sus corazones están firmes y en reposo, debido a que el Espíritu Santo les ha revelado el significado que está detrás de la aclamación." Entonces ¿Qué es esta aclamación gozosa?







I.- La Aclamación a la que se refiere el salmista es una poderosa revelación basada en el año del jubileo.





La historia del festival judío del Jubileo se encuentra en Levítico 25. Su observancia empieza con el mandamiento del Señor de que Israel debía hacer descansar la tierra de todo cultivo cada siete años. El séptimo año debía ser un año sabático, en el cual la tierra debería permanecer en barbecho. Durante ese año el pueblo no tenía que plantar, recoger frutos o cosechar nada. "Seis años sembrarás tu tierra, y seis años podarás tu viña y recogerás sus frutos. Pero el séptimo año la tierra tendrá descanso, reposo para el Señor; no sembrarás tu tierra, ni podarás tu viña" (Levítico 25:3,4).


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Dios estaba literalmente cerrando por un año completo toda actividad agrícola. Eso significó que Israel tendría que vivir durante ese período sin ningún medio visible de sustento. Tendrían que poner sus vidas completamente en las manos de Dios, confiando en El para todas sus necesidades.



Por supuesto, esto requirió de una fe infranqueable . Piense sobre esto: Por un año completo no habrían productos del campo para alimento... ni cosechas de grano para el ganado... ni trabajo para los agricultores... ninguna labor para los viñateros. La mayoría de los cristianos hoy día, caerían en pánico con mucho menos que un año de esto, probablemente en una semana. Por cierto los israelitas se preguntaron: ¿Qué vamos a hacer para alimentarnos durante el séptimo año? ¿Cómo alimentaremos nuestras familias, nuestro ganado? ¿Agotaremos todo lo que tenemos en el sexto año? ¿Tendremos que permanecer ociosos mientras nuestros niños están hambrientos? ¿Espera Dios que nosotros miremos como se descompone la uva para el vino? ¿No le permitirá ni siquiera al pobre tomar lo que pueda?



Aún así Dios tuvo un propósito claro al ordenar un año de descanso para la tierra. Se propuso revelarle a su pueblo Su fidelidad, "Y si dijereis: ¿Qué comeremos el séptimo año? He aquí no hemos de sembrar, ni hemos de recoger nuestros frutos; entonces yo os enviaré mi bendición el sexto año, y ella hará que haya fruto por tres años" (Vs. 20-21).



¡Que promesa más increíble! - Dios estaba garantizando a Israel una cosecha triple. El les estaba diciendo: " Si Uds. dan el paso de fe y confían en mi; Yo les daré durante el sexto año una cosecha que proveerá suficientes provisiones para tres años". "Y sembraréis el año octavo y comeréis del fruto añejo, hasta el año noveno, hasta que venga su fruto, comeréis del añejo" (V. 25).

Creo que el Señor aquí está diciendo algo importante. Y es que no importan cuales sean nuestras circunstancias, El siempre provee para aquellos que confían y le obedecen.



Piensen por un momento acerca de todas las maneras como Dios a través de la historia ha satisfecho las necesidades de su pueblo:

Cuando Israel estuvo en el desierto no tuvieron supermercados o lugares donde comprar comestibles. Allí no había a la vista ni un tallo de hierba. Pero Dios hizo llover maná del cielo y así el pueblo pudo tener pan. Y El hizo que cayeran aves del cielo y así tuvieron carne. El les dio agua a chorro desde una roca. Y El les guardó sobrenaturalmente sus zapatos y ropas intactas, de modo que nunca se desgastaron en cuarenta años.



En el Antiguo Testamento leemos que un profeta con hambre fue alimentado por un cuervo. Un tonel de comida y una botella de aceite sobrenaturalmente se reaprovisionaron y multiplicaron. Y un ejército entero enemigo huyó después de escuchar un extraño ruido dejando atrás la provisión suficiente para alimentar una ciudad completa de Israelitas hambrientos.



En el Nuevo Testamento leemos que agua fue transformada en vino. En la boca de un pez se encontró dinero para pagar los impuestos. Y cinco mil personas fueron alimentadas con cinco panes y dos peces.

Todos estos milagros de suplir necesidades, nos dicen fuertemente ¡"Dios es fiel. Podemos confiar en El!" Y ahora en Levítico 25, leemos de otro fenómeno sobrenatural, una inmensa cosecha en el sexto año.

En seguida Dios ordenó a su pueblo que guardaran siete ciclos consecutivos de reposo para la tierra; "Y contaré siete semanas de años, siete veces siete años, de modo que los días de las siete semanas de años vendrán a serte cuarenta y nueve años" (V. 8). En otras palabras: "Tu deberás celebrar este reposo cada siete años por un período de cuarenta y nueve años - siete por siete tiempos de reposo".

En términos bíblicos el período de cuarenta y nueve años comprendería una generación completa. Aquí se infiere que un período así, proveería el tiempo suficiente para que una generación completa aprendiera a confiar en el Señor. Sobre ese tiempo, los padres y abuelos desarrollarían una historia de fe y entonces podrían decirles a sus hijos:

"¡Si, esto es verdad! Después de los primeros seis años Dios nos abasteció de todo lo que necesitábamos. No obstante, cuando vino el séptimo año, muchos de nosotros estuvimos temerosos. Sin embargo la provisión que Dios nos mostró alcanzó para el octavo y del mismo modo para el noveno. Algunas veces estuvimos temerosos, pero allí siempre hubo lo suficiente. Nadie se murió de hambre y ninguno tuvo que mendigar. Cada necesidad fue suplida, Dios probó nuestra fe - ¡Y El permaneció fiel!".

Estoy seguro que una vez que los sábados (descansos) fueron instituidos, algunas personas debieron haber engañado. Probablemente pensaron, "No puedo aceptar una prueba de esta naturaleza. No tengo fe". Y secretamente fueron de noche al campo y plantaron. Pero sus cosechas resultaron enfermas y con pocos frutos.

Además, esta gente finalizó con profundas dudas y teniendo que pedir prestado a sus vecinos.

El asunto es, cuando Dios dice, "Confía en mi," esto significa exactamente eso.

II.- El Año cincuenta se llamó "Jubileo" que significa "Aclamación de Trompetas"



Después de un "sábado de sábados" (descanso de descansos) es decir, siete veces siete períodos el cincuentavo año fue establecido como año de Jubileo. Cuando llegará este tiempo habría una aclamación de trompetas. (La palabra "Jubileo" en si mismo significa "el clamor de trompetas").

"Entonces harás tocar fuertemente la trompeta la trompeta en el mes séptimo a los diez días del mes; el día de la expiación harás tocar la trompeta por toda vuestra tierra" (Levítico 25:9).

Por cierto el Jubileo cae en el día de la expiación es decir el décimo día del séptimo mes. Y a una hora predeterminada en cuanto el sumo sacerdote entraba al lugar santo para rociar la sangre del sacrificio las trompetas comenzaban a resonar a través de toda la tierra.

El clamor de trompetas debió ser oído en cada ciudad, aldea, villa, montaña y valle. Y cada Israelita sabía el significado del sonido. ¿Cuál era todo su significado? ¡Este clamor anunciaba una increíble bendición de libertad y liberación, decretada por el Señor!

"Y santificaréis el año cincuenta, y pregonaréis la libertad en la tierra a todos sus moradores, ese año os será de Jubileo, y volveréis cada uno a vuestra posesión, y cada cual volverá a su familia" (v. 10).

Un mandato de esta naturaleza fue sin precedente. El sonido de las trompetas canceló todas las deudas y devolvió todos los bienes a sus originales dueños. Además libertó a cada siervo o esclavo de cualquier forma de cautividad.

Es evidente que el resonar de trompetas fue una Aclamación, un sonido pleno de gozo, para cada esclavo, prisionero o alguna persona privada de sus derechos, a través de toda la tierra. Señaló el fin de todo cautiverio y el comienzo de una nueva vida.

Bajo la ley judía ningún hombre poseía tierra alguna. Aunque el podía haber heredado su propiedad, y esta permanecía en la familia todo el tiempo que esta sobreviviera, Dios poseía todo. Cada Israelita tenía que reconocer que a Dios le pertenecían los cerros, los valles, el ganado y las riquezas de este mundo y que su pueblo fue, mientras viva, solamente un ocupante bajo responsabilidades específicas. Mantuvieron sus posesiones en forma superficial.

Aún más, si una persona entraba en deudas ya sea a través de una mala mayordomía, desobediencia, pereza, o algún tipo de desastre no había provisión para la bancarrota. Digamos por ejemplo el caso de un agricultor que le debía a alguien una gran suma de dinero. Para pagar la deuda tendría que vender sus propios hijos y sirvientes.

Y si el agricultor en el futuro cayó en retrasos, él debería echar mano de toda su tierra, perdiendo los derechos a los beneficios de la cosecha. En un caso extremo y con el fin de sobrevivir, el agricultor debería venderse a sí mismo a otro agricultor.

Pero cuando el Jubileo llegaba en el cincuentavo año, después del sábado de los sábados cada deuda se cancelada. Todas las locaciones y posesiones se devolvían a sus ocupantes originales. Y eso significó que el agricultor recuperaba su tierra y su familia.

Ud. puede imaginar el regocijo que tuvo lugar en Israel y Judá cuando sonaron las trompetas. En ese momento en el décimo día del séptimo mes, mientras el sumo sacerdote hacía la expiación cada esclavo que había sido vendido fue dejado libre. Cada persona, que había perdido su propiedad la recuperó. Familias fueron reunidas. Hogares fueron restaurados. Fue un tiempo de libertad, independencia y ¡liberación!

Me imagino a los agricultores destituidos pararse a lo largo de las líneas de demarcación de sus antiguas propiedades, esperando cumplir este acto tan pronto como las trompetas sonaran. Habían estado esperando diez años... después cinco... después uno... y ahora contaron los minutos para escuchar la aclamación. Ellos debieron haber pensado: " Estoy recuperando cada cosa que he perdido. Todo es mío otra vez, ¡Porque este es el año del Jubileo!"

Durante el año de Jubileo no se tenía que plantar ni cosechar. En cambio era un tiempo para gastarlo en gozo. Piensen esto: Jubileo fue un año completo de Navidad cada día de alabanza a Dios por su gracia, provisión y libertad.

Por favor comprenda la libertad proclamada en el Jubileo no fue alguna idea nebulosa fundamentada solo en la fe. Fue la ley de la tierra. Y todo lo que un deudor necesitó hacer para que la ley se cumpliera fue afirmarse en ella. Los levitas actuaron como monitores o "garantes", a objeto de asegurar justicia para cada uno.

Cuánto esperó la gente para oír al fin esa aclamación. Este significó tener la libertad para decir, "Nada de mi pasado puede sostenerse contra mí. He sido suelto de mis cadenas y liberado. Nadie puede robarme mi "heredad." No obstante la persona que permaneció en esclavitud tuvo que actuar para tomar posesión de su libertad o de la propiedad que había perdido. Podría bailar y dar voces en la sinagoga, exclamando. ¡"Soy libre! Han sido recuperadas todas las cosas". Pero hasta cuando no se moviera reclamando sus derechos, no podría gozarse de todo esto. ¿Entiende el significado que está aquí? La mayoría de los cristianos no claman el Jubileo que Jesucristo les ha dado. Muchos piensan que hoy la aclamación es meramente aplaudir o bailar en un tiempo de alabanza emocional. ¡Pero es mucho más que eso! Dios nos llama a apropiarnos de la libertad, la paz y la gloria que El ha provisto para nosotros a través del perdón de nuestros pecados. ¡Tenemos que actuar y reclamarlas!



III.- ¡El Profeta Isaías declara que Jesucristo es nuestro Jubileo!

Isaías escribe: "El Espíritu de Jehová el Señor está sobre mi, porque me ungió el Señor; me ha enviado a predicar buenas nuevas a los abatidos, a vendar a los quebrantados de corazón, a publicar libertad a los cautivos, y a los presos apertura de la cárcel; a proclamar el año de la buena voluntad del Señor..." (Isaías 61:1,2).

Estamos familiarizados con este pasaje, que lo conocemos como una proclamación de la victoria de Cristo sobre la muerte y el pecado. No obstante Isaías está usando aquí el lenguaje propio del Jubileo. El está diciendo. ¡"Hagamos resonar las trompetas anunciando el año pleno de alegrías y gozo, de libertad que nuestro Salvador nos ha dado!"

Este pasaje también se refiere a la escena de la ascensión de Cristo en Su gloria. El padre celestial después de la contemplación del sufrimiento atroz de su unigénito hijo preparó para Jesús una gloriosa entrada en el cielo. De cierto Cristo en su ascensión fue escoltado por una corte de ángeles y multitudes de carros.

"Los carros de Dios se cuentan por veintena de millares de millares, el Señor viene del Sinaí a su Santuario. Subiste a lo alto..." (Salmo 68:17,18).

Nuestras mentes finitas no pueden concebir la gloria de este evento. La llegada de Cristo a la ciudad eterna de Dios cabalgando en su caballo blanco y escoltado por una enorme procesión. Tan pronto como Él entró las trompetas empezaron a sonar. "Subió Dios con júbilo, el Señor con sonido de trompeta" (Salmo 47:5).

Esta fue la aclamación las trompetas resonando, anunciando el año de Jubileo de los creyentes. ! Este sonido proclamó a todos los seres humanos" ¡He hecho provisión para ti sal de la prisión, sea tu familia restaurada y ten cada cosa que tu necesitas para satisfacer tu vida. Estás libre para vivir sin temor de ningún enemigo. Entra, ahora, en mi gozo!"

Pablo escribe de la ascensión de Cristo: "Y despojando a los principados y a las potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz" (Colosenses 2:15). Eso es correcto, humillado ante la aclamación de nuestro Señor estaba el príncipe de las tinieblas, atado con cadenas. Y detrás del demonio derrotado, debajo de las ruedas de los carros celestiales, estaban todos los poderes de las tinieblas, atados y vencidos, ellos fueron exhibidos y avergonzados en presencia de todos los que murieron antes de la cruz."

"Y Jesús entró por las puertas llevando en sus manos un cetro de justicia la "vara de hierro" con la que gobierna todas las naciones. Entonces, después de su entrada triunfal, tomó su lugar a la mano derecha del trono, en posesión total de todo poder, autoridad y dominio.

¡Que gloriosa revelación! Satanás no está en control. El mundo no está en control. El ateísmo no está en control, el capitalismo no está al control. No! Los enemigos de Cristo, solamente existen bajo su permiso. Y ahora mismo ellos solo continúan llenando sus copas de iniquidad. Jesús tiene el control de todas las cosas y un día, cuando él esté listo, "los quebrantará con vara de hierro; como vasija de alfarero los desmenuzará" (Salmo 2:9).

Amados, nuestra comprensión de la victoria de Cristo sobre Satanás y el dominio del pecado, no puede ser una vaga y confusa teología. ¡Debemos conocer y entender la aclamación! Satanás está totalmente derrotado, no puede mantenernos prisioneros. Y Cristo nos ha libertado de toda esclavitud con su sangre. ¡Ahora Él está sentado en su trono con todo el poder y autoridad ofreciéndonos paz, gozo y libertad!

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IV.- Cristo ascendió a la gloria no sólo como nuestro rey conquistador sino como nuestro sumo sacerdote -¡Para hacer intercesión por nosotros!





Tal como el sumo sacerdote subió las escaleras que lo llevaban al lugar santo, en el día de la expiación, nuestro sumo sacerdote Jesús ascendió al tabernáculo celestial, "...más amplio y más perfecto tabernáculo, no hecho de manos, es decir no de esta creación" (Hebreos 9:11). Juan también describe viendo a Jesús con su ropaje sacerdotal: "Y en medio de los siete candeleros, a uno semejante al Hijo del Hombre, vestido de una ropa que llegaba hasta los pies, y ceñido por el pecho con un cinto de oro" (Apocalipsis 1:13).



Aún más, Jesús ascendió no meramente para gozar de la gloria de la que es digno - sino también para cumplir un trabajo a nuestro favor. El apóstol Pablo escribe: "...Subiendo a lo alto, llevó cautiva la cautividad, y dio dones a los hombres" (Efesios 4:8). Pablo está remarcando aquí el Salmo 68. "Subiste a lo alto, cautivaste la cautividad, tomando dones para los hombres ...Bendito el Señor, cada día nos colma de beneficios, el Dios de nuestra salvación" (V. 18,19). El salmista está diciendo ¡"Nuestro Salvador nos ha dado cada don y beneficio que necesitamos para vivir en libertad"!

Y el escritor de Hebreos nos recuerda que el trabajo de Jesús en el cielo es para todos nosotros: "Porque no entró Cristo en el santuario hecho de mano, figura del verdadero, sino en el cielo mismo para presentarse ahora por nosotros ante Dios" (Hebreos 9:24). "Por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos (nosotros)" (7:25). ¡Cristo hace todo esto por nosotros! ¿Qué exactamente significa esta frase: "El vive para hacer intercesión por nosotros"? Creo que Jesús intercede por nosotros de tres maneras:



Es posible imaginar a Jesús parándose ante el Padre cuando cometemos una falta, abogando para que nos muestre Su misericordia. ¡No! La intercesión de Cristo tiene que ver con las acusaciones de Satanás contra nosotros.



Mire, el demonio viene ante el trono de Dios, para acusarnos de cada falla y trasgresión. El clama: "¡Yo deseo justicia! ¡Y tú eres un Dios justo, tu condenarás y destruirás esta persona. Lo merece!"



Precisamente ahí Jesús actúa, no tiene que persuadir de nada al padre. En cambio, simplemente declara la victoria de Su cruz. Se vuelve a Satanás y le dice: "¿No has oído la aclamación, demonio? Tu sabes que no puedes clamar nada en contra este hijo mío. ¡Mantén tus manos fuera de mi propiedad!

Segundo, la intercesión de Cristo a favor nuestro significa que El asegura que obtengamos y disfrutemos todos los beneficios provistos en el Jubileo. Así como los Levitas hicieron cumplir la ley que proveyó a cada hombre su bendición, Jesús hoy hace cumplir los privilegios del Jubileo a favor nuestro. ¡El nos asegura lo que sabemos, que somos legalmente libres!

Satanás puede tratar de embaucar la victoria de la cruz diciéndonos: "Tu estás bajo mi sujeción, mi influencia, y tu lo sabes. Tú estás encadenado a tu concupiscencia, toda tu vida. Nunca lograrás la victoria sobre tus hábitos."

Pero en el momento que esto sucede, Jesús envía su "Garante" el Espíritu Santo y hace cumplir su decreto del Jubileo, diciendo: ¡"Las trompetas han sonado, demonio. Este es el tiempo del Jubileo. Abandona tu reclamo sobre este hijo que es libre. ¡Tu no tienes más derechos en él !

Podemos estar todavía en luchas con el pecado, pero hemos sido legalmente declarados libre de todas las cadenas. Y tenemos que clamar por nuestra libertad y nuestra completa heredad, no importa cuan condenados podamos sentirnos.

Tercero, Jesús intercede en nuestros propios corazones, reconciliándonos con el Padre. Él constantemente contesta nuestras dudas y temores, recordándonos: 1º estamos perdonados.

2º debemos recordar la bondad y la misericordia de Dios hacia nosotros y 3º podemos confiar en la fidelidad de Dios para proveernos con todo el poder y la fuerza que necesitamos.

Debido a la intercesión de Cristo, podemos ahora decir, "Puedo tener mis batallas con la carne pero en mi corazón yo sé lo que Jesús hizo por mi. El pecado ya no puede dominarme más. ¡He oído la aclamación!

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V.- Considere todas las Bendiciones que pueden disfrutarse si Ud. conoce la Aclamación



Hay una razón porque hoy muchos cristianos viven en temor y confusión. Esta es porque no comprenden la aclamación del Jubileo. Si, ellos saben que Jesús murió y resucitó; conocen también que su sangre tiene poder para salvar. Pero, no han comprendido todavía la aclamación de todo lo que ha sido provisto para nosotros a objeto de que vivamos en libertad.

"Bienaventurado el pueblo que sabe aclamarte..." (Salmo 89:15). La aclamación que hoy escuchamos es la trompeta de Dios proclamando nuestra liberación a través de la sangre de Jesucristo. Ahora aquí están las otras bendiciones del Jubileo:

"...Andará, oh Señor, a la luz de tu rostro" (el mismo versículo). El significado del hebreo sugiere aquí, "Caminará en alegría, seguro en las promesas de Dios, tranquilo en su presencia." Simplemente se indica que no tenemos que caminar en tinieblas o confusión nunca más debido a que contemplaremos la luz de su rostro!"

"En tu nombre se alegrará todo el día, y en tu justicia será enaltecido" (V.16). Sabemos que nuestra propia justicia es como trapos de inmundicia. Así que tomamos ánimo para regocijarnos en Su justicia la cual es nuestra sólo por fe!

"Porque tú eres la gloria de su potencia, y por tu buena voluntad acrecentarás nuestro poder" (V.17). Sabemos que sólo Cristo es la fuente de toda nuestra fortaleza. No tenemos que vivir nunca más bajo la esclavitud del diablo. Todo lo que tenemos que hacer es mirar sobre las espaldas de Satanás, donde veremos el calcañar (talón) impreso, de nuestro Salvador. ¡Jesús ha aplastado a nuestro enemigo!

"Porque el Señor es nuestro escudo (defensa)" (V.18). ¡Somos completamente débiles en nuestra carne! Entonces confiamos totalmente en la victoria de la cruz. ¡El nos defiende contra cualquier enemigo!

Querido Santo, estamos encaminados, hacia el último y el más grande Jubileo, sellado por el final resonar de trompeta: "He aquí, os digo un misterio: "No todos dormiremos, pero todos seremos transformados, en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados" (1ª Corintios 15: 51, 52).

"Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor" (1ª Tesalonicenses 4:16,17).

Cuando esas trompetas suenen, la muerte será quitada. No habrá más cárceles, no más cautiverio, no más pecado, no más enfermedad. Y en ese momento tendremos un Jubileo eterno.



Pastor Vicente Ulloa

Iglesia © 2008 Las Asambleas de Dios de Viña del Mar - Cristo el Fundamento

Calle Quillota 575, Viña del Mar



Editado por el Dr. Adolfo Vásquez Rocca para el sitio Web / Blog de Apologética cristiana administrado por el maestro Alvaro Donoso Ávila


1Iglesia © 2008 Las Asambleas de Dios de Viña del Mar - Cristo el Fundamento, Calle Quillota 575, Viña del Mar.

1 comentario:

aContraCultura dijo...

Interesantísimo y Edificante.
Hacía falta un espacio
con estas características.

Estaba medio cansado de buscar
"buenos artículos Cristianos",
teniendo que filtrar muchas cosas.
Pero aquí me voy a la segura!!

un abrazo!
y el Señor les bendiga!